NUESTRA HISTORIA
El mundo del café nos lleva por los lugares más recónditos, sitios donde las condiciones climáticas son fundamentales para el crecimiento idóneo y sacar los mejores frutos del café.
Uno de estos lugares a los que nos referimos está en las altas tierras de la cordillera de Opalaca, específicamente en la Finca Santa Elena, Intibucá, Honduras, un lugar donde los propietarios, la familia Guerra Chinchilla que durante cinco generaciones se ha dedicado al cultivo del café, que llegaron desde la Encarnación, Ocotepeque, con la idea de trabajar esta milenaria bebida.
La finca Santa Elena abarca un total 350 manzanas, entre las que podemos encontrar cerca de 21 variedades de Arábiga suave, de la más alta calidad. Además, este lugar entrega oportunidades laborales, proporcionando empleos para más de 200 personas que se encargan de la producción de café y sus diversificaciones, contribuyendo así al bienestar social de sus familias en temas como salud y educación, principalmente.
La producción de esta finca ubicada en ricos suelos volcánicos, en el corredor seco del país, y temperatura adecuada ayudan a que estas tierras produzcan un exquisito café de grano, pudiendo ser disfrutado en cualquier parte del mundo.